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La problemática a nivel musculo-esquelético viene en aumento debido a que a medida que la tecnología se encarga de “facilitarnos” la vida, nuestro cuerpo que está diseñado para moverse y realizar trabajos de fuerza se ve exonerado de tales exigencias y como consecuencia normalizamos problemas estructurales a nivel óseo como: caderas con déficit de movilidad, columna móvil donde debiera ser estable y rígida donde debiera ser móvil, generando problemas musculares que todos conocen como: dolores lumbares/dorsales/cervicales, hipotonía abdominal, amnesia glútea, hiperactividad de musculatura ubicada en el cuello (trapecio, escalenio, etc.). La actividad física favorece el depósito de calcio en el hueso y mejora la circulación sanguínea, lo que aporta más nutrientes al hueso. La mejor manera de prevenir caídas y fracturas óseas es empezar a realizar actividad física a cualquier edad, ya que nos ayuda a desarrollar y mantener la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio; si comenzamos a edades tempranas logramos alcanzar una densidad ósea óptima y retardar la aparición de la osteoporosis.

La problemática a nivel metabólico va desde patologías aisladas que comprometen alguno de los sistemas que componen el metabolismo o el conjunto de los mismos que aumentan el riesgo de sufrir cardiopatía coronaria, diabetes, accidente cerebrovascular, y otros. El síndrome metabólico también se denomina síndrome de resistencia a la insulina. Tiene varias causas que actúan juntas: exceso de estresores emocionales que potencian una alimentación hoy llamada “emocional”, los mismos se caracterizan por ser ultra procesados, con grandes cantidades de azúcar, inexistentes aportes nutricionales que derivan en sobrepeso y obesidad. Un estilo de vida inactivo. Resistencia a la insulina: Afección en la cual el cuerpo no puede usar bien la insulina, una hormona que ayuda a mover el azúcar en la sangre a las células para darles energía. La actividad física viene a prevenir y/o revertir los problemas de peso, mejorar el funcionamiento del corazón y pulmones, estabilizar las concentraciones de azúcar en sangre y promover la producción de insulina.

La problemática a nivel cardíaco viene muy de la mano con los 2 puntos anteriores, donde se expone una mala alimentación, un escaso y casi nulo trabajo físico conocido como sedentarismo. Promoviendo así un mal funcionamiento tanto cardíaco y de todo su sistema circulatorio, pulmonar y su sistema respiratorio, y como consecuencia la exposición a cardiopatías, patologías cardiorrespiratorias y cerebro respiratorias. Realizar actividad física promueve un corazón fuerte y pulmones eficientes al momento de irrigar y oxigenar el cuerpo.

La problemática a nivel del sistema inmune/inmunitario/inmunológico hace referencia a una pérdida del equilibrio interno de una serie de elementos y procesos biológicos. La misma se puede dar por agresiones externas como lo son los agentes patógenos, o fisicoquímicos como los contaminantes o radiaciones; o internas como lo son las células cancerosas. Reacciona frente a las agresiones externas o internas, pero necesita de nuestra ayuda por medio de lo que comemos/dejamos de comer, a que nos exponemos/dejamos de exponernos, y lo que hacemos/dejamos de hacer; en este último punto es donde la actividad física cobra valor como uno de los mejores tratamientos para un buen sistema inmune.

La problemática a nivel del ritmo circadiano hace referencia a ritmos biológicos que se repiten en intervalos con cierta periodicidad, y cuya unidad de medida es de un día aproximadamente. Se ajusta a través de un proceso de sincronización, en el que principalmente actúa la iluminación solar. Por lo tanto, dependiendo de la luz y oscuridad, nuestro cuerpo adaptará su temperatura, presión sanguínea y ritmo cardíaco, entre otros. Por eso, su alteración puede favorecer la aparición de patologías físicas como la diabetes y obesidad, o en casos mentales, como la depresión, el insomnio, el trastorno bipolar, etc. Las hormonas más afectadas serían la melatonina que se encarga de preparar y regular el cuerpo para el sueño, y el cortisol que se libera como respuesta al estrés, además de contribuir a equilibrar los niveles de azúcar en sangre, y en el caso de las embarazadas, protege al feto. El ejercicio físico es un potente modulador del metabolismo musculo esquelético, demostrando ser un eficaz restaurador de ritmos circadianos irregulares, ajustando los niveles de hormonas o los periodos de sueño-vigilia. Además, se asocia a la disminución de la presión arterial nocturna, la hipotensión después del ejercicio y la salud cardiovascular en general.

La problemática a nivel cognitivo se podría asociar a un pobre desarrollo de la inteligencia, el lenguaje, la memoria, la percepción y la resolución de problemas. Se asocia a una insuficiente segregación de neurotransmisores asociados a la salud mental como la norepinefrina (noradrenalina), un químico que puede moderar la respuesta del cerebro al estrés; la serotonina reduciendo la ansiedad y la depresión, la dopamina que proporciona felicidad/placer/relajación y el ácido gamma-amino butírico permite tener un efecto sobre los sentimientos que se producen debido a la ansiedad, el estrés y el miedo. El ejercicio mejora la capacidad del cerebro de reorganizarse fomentando la proliferación celular del hipocampo, con el aumento del número de neuronas y la formación de nuevas conexiones, incluso en los más envejecidos, en un proceso denominado Neurogénesis; además de la producción de la droga del deportista conocida como “Endorfinas”, aumenta los niveles de serotonina y dopamina.

La problemática a nivel neurológico se logra atenuar/solucionar/prevenir con actividad física, y sus beneficios son muchos, entre ellos: mejora de la plasticidad cerebral(capacidad del cerebro de crear nuevas sinapsis), control de los niveles de cortisol (hormona del estrés), incremento de la neurogénesis (creación de nuevas neuronas), mejoras en la capacidad y velocidad de procesamiento de la información, resolución de problemas y procesos de atención, reducción del encogimiento del hipotálamo producto de la vejez, reducción del riesgo de desarrollar Alzheimer, Parkinson y depresión e incluso ha demostrado ser útil para la recuperación neurológica derivada de lesiones traumáticas como conmociones.

La problemática a nivel endocrino se debe a que el mismo tiene la función de: producción de las hormonas que ayudan a controlar el estado de ánimo, el crecimiento y el desarrollo, la forma en que funcionan los órganos, el metabolismo y la reproducción. El sistema endocrino regula qué cantidad se libera de cada una de las hormonas. El ejercicio optimiza la segregación de hormonas y aumenta la sensibilidad a la insulina, disminuye el riesgo de desarrollar diabetes. A medio plazo, el ejercicio produce cambios a nivel muscular con una utilización más eficiente de la energía. Las principales hormonas que influyen directamente en el la actividad física son la testosterona (aumento de masa muscular y mejora la recuperación), la hormona antidiurética (ADH) (absorción de líquidos en la vejiga), la cortisona (ayuda en la liberación de la hormona GH), la hormona del crecimiento (GH) (mejora el rendimiento deportivo), la insulina (anabólica y restauradora) y las endorfinas (analgésico y sensación de bienestar).

La problemática a nivel psicológico impacta directamente sobre nuestras funciones mentales, la autonomía, la autoestima y nuestra sensación subjetiva de bienestar y felicidad. La actividad física logra prevenir/detener/atenuar y en muchos casos revertir los estados ya citados, la misma psicología la pondera como un recurso indispensable para el tratamiento de pacientes con cuadros clínicos graves. Una explicación posible podría ser que el ejercicio aeróbico produce endorfinas, o sustancias químicas “que ayudan a sentirse bien”. También aumenta la frecuencia cardíaca, lo que produce noradrenalina, una sustancia química que podría ayudar al cerebro a afrontar el estrés de manera más efectiva.

La problemática a nivel social radica en que las personas que la padecen podrían carecer de estrategias de sociabilización, sentido de pertenencia, habilidades para entablar conversaciones y por sobre todo son personas muy solas. Si a éstas dificultades propias de ambientes sociales le sumamos; problemas psicológicos como baja autoestima, sensación subjetiva de felicidad baja; algunos problemas endocrinológicos con una producción de hormonas insuficiente; cognitivos con una pobre segregación de neurotransmisores relacionados a la salud mental. La actividad física podría llegar a ser el mejor aliado de ese individuo al momento de incursionar en una terapia para revertir ese estado, ya que le podría estar abriendo puertas a la posibilidad de sociabilizar, generar sentido de pertenencia, una elevación en la autoestima, una mejor producción de hormonas y una correcta segregación de neurotransmisores.

Si bien es de conocimiento popular los beneficios de la actividad física, muy pocas veces nos explican que la misma no debiera ser un recurso o una opción para prevenir, mejorar y/o permitirnos disfrutar de una calidad de vida que no tendría que estar en discusión; ya que es lo mínimo que todo individuo debiera realizar para poder estar saludable a nivel físico/metabólico/mental.

Sin embargo lamentablemente no es así, solamente le dedicamos algo de nuestro tiempo cuando nuestra salud ya sea física, metabólica o mental se ven comprometidas, y lo peor es que muchos prefieren la opción menos beneficiosa y más cara, los fármacos.

Con el avance de la tecnología y no me refiero solamente al “boom” de las pantallas inteligentes y el internet, sino a la evolución que se ha ido produciendo a lo largo de nuestra existencia como especie; el individuo pasó de realizar actividad física por el simple hecho de sobrevivir donde su cuerpo estaba acostumbrado al estrés físico constante, a casi no necesitar tal exigencia física y como si fuera poco incursionó en el estrés emocional como una constante del día a día.

La pandemia expuso ambos cambios en su máxima expresión, una reducción de la actividad física y un aumento de los estresores emocionales; tal fue la repercusión que hoy estamos enfrentando secuelas que tienen al sistema de salud preocupado y un tanto desorientados en el cómo enfrentar una sociedad que ya estaba enferma a nivel físico y metabólico, y que ahora además se encuentra con problemas de salud mental.

Si revisamos más arriba vamos a poder identificar 10 de los puntos más preocupantes en lo que refiere a la salud que se ven beneficiados con la actividad física regular. Quiero hacer hincapié en lo mal acostumbrados que estamos que preferimos asegurarnos de cumplir con la recomendación de “actividad física regular” que citan la mayoría de los estudios sobre sus beneficios, en vez de realizar la misma por el simple hecho de disfrutarla, ya sea como: ejercicios físicos (gimnasio, clases guiadas, etc.), deportes (que se caracterizan por tener reglamentos, que pueden ser individuales o colectivos, por competencia o de forma amateur) o tareas del día a día (compras del supermercado o ferias callejeras, trasladar objetos pesados, subir/bajar escaleras, etc.). Para ejemplificar más aún la misma OMS pasó de recomendar 90 min a 150-300 min (efecto pandemia) por semana.

Así mismo, con los estudios más recientes y las nuevas recomendaciones los problemas no están ni en pausa, ni en retroceso y mucho menos en vias de mejora. Debido a que vivimos en un mundo con alimentos ultra procesados, con una normalización de consumo de fármacos (algunos avalados por la OMS) y con una recomendación de actividad física insuficiente, confusa y que no ayuda generar adherencia.

Si hacemos memoria, hace poco tiempo atrás la población mundial pasó de la problemática de la desnutrición a los problemas metabólicos causados por el consumo de ultra procesados y el sedentarismo, y ahora vemos ambas problemáticas siendo superadas por los problemas de salud mental causada por el exceso de estresores emocionales y el sedentarismo. Si le sumamos patologías musculo-esqueléticas (que son una constante) causadas por el sedentarismo, llegamos a la conclusión de que el problema es: la forma en que se promueve la actividad física a nivel mundial.

Es una NECESIDAD no un recurso.

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