Un niño que ha vivido con unos padres muy críticos hacía él, desarrollará una baja autoestima que a su vez impedirá que desarrolle todo su potencial; mientras que un niño que esté rodeado de personas que le demuestran abiertamente su cariño y que alaban los buenos resultado obtenidos en cualquier faceta de su vida, desarrollará creencias del tipo “soy inteligente” y hará que se valore más así mismo y consiga alcanzar sus metas.
Así hay infinidad de creencias que nos limitan día a día:
La gente consigue cosas por suerte ( no tiene que ver el esfuerzo)
No sirvo para nada, me merezco lo peor
Hay cosas que simplemente no pueden ser
Debo pensar en los demás primero aunque esto me perjudique
Hay que criticar a las personas que cometen errores
No debo hablar con el presidente de la compañía
Frente a otras que nos potencian y nos acercan a nuestra meta:
Mis necesidades son importantes. Si yo estoy bien, podré ayudar mejor a los demás
El éxito lo consigo con una gran dosis de trabajo y entrega personal
Me atrevo a hablar de ideas, voy a por ellas
Sé cuándo es momento de dejar ir y lo hago
Aprendo con la dificultad, no tiro la toalla
Mostrar los sentimientos es de valientes