La educación a las nuevas tecnologías debe hacerse desde la infancia, con la participación de la familia y la escuela
Hoy en día, parece a menudo que nuestros hijos e hijas, y especialmente nuestros adolescentes, utilizan las nuevas tecnologías e Internet durante la mayor parte del día. Se sienten bastante cómodos con sus teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores, Chromebooks y otros objetos conectados, ya sea en casa, fuera de ella o en la escuela – de hecho, la tecnología se ha convertido en una parte integral de la educación.
Como padres y madres, no siempre somos especialistas y podemos sentirnos rápidamente perdidos, especialmente cuando nuestros hijos e hijas utilizan una jerga tecnológica que a veces nos resulta totalmente extraña.
Buen o mal uso… ¿Quién decide dónde está el límite?
Es difícil trazar la línea que separa el uso normal y saludable de la tecnología y el uso problemático, por no hablar de la adicción. Se ha dicho un millón de veces y es cierto, las nuevas tecnologías son una enorme fuente de progreso: mejor comunicación, ahorro de tiempo, eficacia, apertura al mundo, creación de vínculos sociales, lugares de intercambio, fuente de información casi ilimitada, herramienta democrática de libre expresión, etc.
Pero toda medalla tiene su reverso y las herramientas tecnológicas también pueden convertirse en una fuente de sufrimiento cuando pasamos de lo razonable a lo excesivo, y luego de lo excesivo a la adicción.
Hablamos de un uso problemático de la tecnología cuando se convierte en el foco principal del adolescente, que vive sólo para ella, excluyendo todo lo demás.
Pérdida de control
Es importante entender que el problema no es el tiempo que se pasa frente a las pantallas (aunque es necesario que un padre o una madre lo controle), sino la pérdida de control. Incluso si tu hijo/a adolescente utiliza su afición favorita a diario – por ejemplo, los videojuegos – cuando no interfiere con sus otras actividades, no es realmente un problema.
Sin embargo, si se pasa días y noches jugando a los videojuegos, se convierte en algo excesivo que puede llevar a la pérdida de control y a la adicción, con consecuencias físicas, psicológicas y sociales. Para evitarlo, la educación en nuevas tecnologías debe comenzar en la infancia, con la participación de la familia y la escuela.
Los nativos digitales también necesitan orientación
Se suele decir que los niños, niñas y adolescentes son «nativos digitales». Es cierto, han nacido y crecido con las nuevas tecnologías, es un hecho. Pero eso no les convierte necesariamente en expertos o expertas en el mejor uso de estas tecnologías. Incluso los adolescentes que se sienten especialmente cómodos con las últimas aplicaciones o teléfonos inteligentes necesitan la orientación y el asesoramiento de los padres y madres para utilizar estas herramientas de forma saludable, segura y gratificante.
¿Y si no entendemos nada de las tecnologías?
No todas las familias son expertas en tecnología. No todos estamos familiarizados con las últimas aplicaciones de moda, y para algunos de nosotros, las palabras TikTok, Reels o Triller no tienen sentido. Sin embargo, independientemente de su nivel de habilidades o conocimientos técnicos, las familias juegan un papel esencial en la enseñanza del uso adecuado de la tecnología desde la primera infancia.
Según el consenso médico actual, las pantallas deberían prohibirse antes de los tres años. A partir de ahí, las tecnologías deben integrarse con un enfoque educativo (control de contenidos, horarios, etc.), evitando a toda costa utilizar el televisor o la tableta como una cuidadora virtual.
Educación en medios de comunicación
A medida que los niños y las niñas crecen y se convierten en adolescentes, su uso adecuado de la tecnología dependerá en primer lugar de una buena alfabetización mediática, es decir, de su capacidad de identificar los diferentes tipos de medios de comunicación y de entender los mensajes que transmiten; en una época en la que proliferan las noticias falsas y las teorías conspirativas, esta es una habilidad esencial.
Además, las personas adultas deben enseñar a los y las adolescentes a protegerse en Internet (privacidad, anonimato, etc.) y a utilizar la tecnología de forma segura, evitando algunos de los riesgos del mundo online, como:
Ciberacoso: cuando las personas utilizan la tecnología para acosar, humillar o avergonzar a una persona concreta,
Trolling: un troll es un individuo cuyo comportamiento pretende provocar una controversia o un conflicto que puede causar un malestar importante,
Aislamiento: pasar demasiado tiempo en línea significa pasar demasiado tiempo alejado de la familia y de las amistades y puede provocar otros problemas de comportamiento,
Contenidos inapropiados: a destacar, dichos contenidos pueden representar a sus hijos/as o amistades en un intento de humillación,
Relaciones inapropiadas: Internet puede ser un coto de caza para algunos individuos cuyo objetivo es establecer relaciones inapropiadas con la juventud.
¡La prevención de las adicciones y otros comportamientos de riesgo empieza en la familia!